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Conclusiones y reflexiones finales

 

La evidencia recogida en este trabajo permite confirmar algunas tesis ya mencionadas en otros estudios del área de la didáctica del Cálculo. A saber: 1) el desarrollo de habilidades algebraicas y algorítmicas por sí solas no garantizan la comprensión de los conceptos básicos de las ecuaciones diferenciales ordinarias, 2) los conocimientos y/o habilidades adquiridas en el registro algebraico no se transfieren de manera automática al registro gráfico, y 3) la actividad de conversión entre representaciones no resulta por sí misma en forma automática, rápida y espontánea por el solo hecho de haber sido capaz de formar esas representaciones y efectuar tratamientos sobre ellas. Además, permite minar la creencia generalizada entre el profesorado en la superioridad del enfoque algebraico y algorítmico frente al enfoque gráfico/visual y numérico; creencia que permite sostener, por una parte, que un estudiante que tenga un buen desempeño en el primer enfoque automáticamente también lo tendrá en el segundo y, por otra, que la actividad de conversión entre las representaciones algebraica y gráfica resulta por sí misma en forma automática y espontánea.

 

También, se ha constatado que las competencias que se supone que estos estudiantes deberían haber adquirido al finalizar la asignatura de ecuaciones diferenciales son cuestionables, pues, su dominio de los métodos de integración de las EDO se limita a una mera manipulación simbólica, inconsistente y poco adecuada que se aplica sin sentido de pertinencia. En particular, las capacidades para tratar, leer, interpretar y convertir información cuantitativa en un formato cualitativo y viceversa (lo que tiene un valor práctico y educativo incuestionable), no logran desarrollarse, lo que desfavorece la formación científica y el desarrollo de las competencias comunicativas de los estudiantes. Y algo muy importante, es la ausencia de conocimientos y habilidades generales y conceptuales que les permitan reflexionar y controlar sus producciones a fin resolver con éxito las tareas propuestas. Sin duda alguna,  esto último debería ser una componente vital de tales competencias. Evidentemente la responsabilidad de este estado de cosas, poco deseadas y decepcionantes, no puede atribuírsele sólo a los estudiantes, pues es determinante lo que los otros componentes del sistema didáctico (profesor y currículo) y todo su entorno les niegan a éstos: los medios cognitivos y culturales para su desarrollo intelectual y formación científico-técnica. Por ejemplo, en Zill (1988, pp. 40-41), un libro de texto muy usado en el curso de EDO (en el sistema universitario salvadoreño), se resuelve el problema de valor inicial con el objeto de mostrar las limitaciones de proceder sólo en el registro algebraico y de darse por satisfecho una vez encontrada la solución general. Sin embargo, las explicaciones a las que recurren este autor y muchos de los profesores que siguen este texto se quedan en el mismo registro algebraico, mostrando solamente que existen soluciones que no pueden obtenerse de la solución general. Es cierto que se muestra ahí un dibujo con algunas soluciones, pero no se hacen explícitas las relaciones de ese dibujo  con la ecuación diferencial.

 

Somos conscientes de que para romper con la exclusividad de los procesos de algebrización y algoritmización a que ha estado sometida la enseñanza y el aprendizaje de las EDO, se tiene que hacer un gran esfuerzo para crear las condiciones objetivas y subjetivas que favorezcan dicha perspectiva. Pero sobre todo, independientemente de que se haga o no un uso intensivo de la tecnología, hay que hacer un esfuerzo específico para romper con la tendencia de los estudiantes hacia el modo de pensamiento procedimental, algebraico y algorítmico y modificar el status del registro gráfico. Esto queda ilustrado muy bien en la experiencia que reporta Habre (2000) para evaluar el impacto sobre el pensamiento y conocimientos y/o habilidades de los estudiantes de un curso de EDO con orientación cualitativa. La evidencia experimental señala que los efectos esperados en el pensamiento del estudiante son mínimos y, por el contrario, el conocimiento conceptual permanece fuertemente ligado a esquemas algebraicos. De hecho, durante la última semana de un curso introductoria de EDO se realizó una entrevista individual a una muestra de 9 estudiantes en la que se abordaban las cuestiones siguientes: 1) żEn qué piensas primero cuando se te pide resolver una EDO?, 2) resuelve , y 3) resuelve . Los resultados obtenidos son significativos: en la cuestión 1), todos los entrevistados (9 de 9) pensaron primero en buscar una solución analítica. Y sólo cuando se les pidió pensar otras alternativas, 6 de 9 consideraron el enfoque cualitativo, pero de éstos últimos sólo 2 de 6 expresaron sentirse bien. En la cuestión 2), otra vez todos (9 de 9) escogieron en primer lugar una aproximación analítica. Sólo después de fracasar en el intento de integrar , 7 de 9 optaron por resolver el problema geométricamente; mientras los otros 2 de 9 insistieron en integrar para encontrar una fórmula para la solución de la EDO. En la cuestión 3), a pesar de haber fracasado con la ecuación de variables separables dada en el problemas 2, todos los entrevistados escogieron la aproximación algebraica. Y con alguna guía todos obtienen la respuesta simbólica . Sin embargo, debido a la presencia en esta fórmula de la constante C y del parámetro k, ninguno fue capaz de interpretar la fórmula obtenida.

 


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