La cultura universal y la contextualización de la
enseñanza
Si la tendencia que se favorece es volcar excesivamente la contextualización hacia lo local, se pierde un recurso extraordinario para mejorar la formación de nuestros niños y jóvenes. Por desgracia esta ha sido una tendencia muy fuerte en nuestro país desde hace varios años. El uso de lugares geográficos o elementos culturales fuera de Costa Rica se ha censurado como una especie de afrenta a la identidad nacional. Si lo que se usa es una referencia a la Grecia Antigua, al Estrecho de Magallanes, o al Monte Everest, en un texto de Cuarto Grado de matemáticas, se ha llegado a condenar como algo totalmente inapropiado. Mejor buscar una referencia en Alajuela o en Puntarenas. Si se usan banderas de Colombia y Canadá en un ejemplo, la crítica ha sido clara, mejor acudir a las banderas de las provincias de Costa Rica.
En pleno siglo XXI, en la era de la globalización y la era de la televisión y los multimedia, no es posible tener una mentalidad localista. Una cosa correcta es buscar un uso del entorno local para favorecer los procesos de enseñanza-aprendizaje, y otra cosa es caer en el más trivial localismo que mutila posibilidades a la formación en cultura universal que hoy más que nunca exige la historia.
Lo que todo esto quiere decir es que debe usarse un porcentaje de referencias locales y otro de referencias no locales en la formación matemática. El porcentaje de referencias no locales debe irse incrementando de acuerdo al nivel educativo. Esto debe hacerse con gran agresividad para permitir ciudadanos con amplios recursos culturales que les permitan enfrentar los retos del momento histórico.
Este asunto es muy claro por ejemplo con relación al uso de la historia de las matemáticas en la enseñanza de las mismas, lo que se ha ido convirtiendo en uno de los principales instrumentos para contextualizar el conocimiento y favorecer su aprendizaje. Por razones que no viene al caso traer en esta ocasión, en lo que se refiere a las matemáticas y a las ciencias naturales casi todos sus resultados se han dado fuera de Costa Rica. La geometría, el cálculo, la teoría de números, la mecánica, no pertenecen a la historia patria. ¿Vamos a autocensurarnos y no acudir a esas fuentes del conocimiento y la historia universales porque no son de nuestro pueblo? Evidentemente, la contextualización histórica en la educación matemática, tan importante para darle esa relativización y sentido humano a esta disciplina, requiere acudir a referencias que trascienden nuestras fronteras. Esto es bueno y debe fortalecerse. Para potenciar nuestra identidad o la recuperación de nuestra historia cultural, hay muchos mecanismos positivos: pero, no se puede manipular sensaciones sociales justas, para obstaculizar la universalidad de la formación que requieren las nuevas generaciones con mayor intensidad que nunca. Véase [Ruiz, 1995]. Nuevamente, con una visión localista, se debilitan posibilidades, se reducen instrumentos, para mejorar la calidad educativa.
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